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lunes, 25 de marzo de 2013

Ray Charles - The Genius



Ray Charles

El cantante y pianista Ray Charles Robinson, conocido como "el genio", nació en 1930 en Albany en el Estado de Georgia (EEUU), en una familia muy muy pobre. Su famosa ceguera la produjo un glaucoma del que se vio afectado siendo muy niño y del que su familia no pudo tratar por razones económicas. Su madre le condujo en su aprendizaje a orientarse sin el sentido de la vista para conseguir la necesaria autosuficiencia para cuando se emancipara. Por tal hecho, sumado a la muerte fortuita de su hermano y a “la música que vivía dentro de él” , fue aceptado en la escuela para ciegos de Florida “St. Agustine”, donde le enseñaron Braille y a leer y componer música. "La diferencia con los niños videntes que aprenden alguna canción, es que los ciegos tenemos que tocar las notas, entenderlas y luego memorizarlas para finalmente poder tocar la melodía. No pueden tan sólo sentarse y tocar mientras van leyendo". Algo que, sin lugar a dudas, contribuyó a desarrollar una de sus mayores habilidades, la improvisación. Tras morir su madre, consiguió salir adelante tocando en los clubes de Florida el repertorio de su idolatrado Nat King Cole, que le hizo convertirse en una pequeña estrella local hasta llegar a Seatle. Y es desde allí donde consigue lanzar su primer disco, fichado por un productor de la Atlantic Records, Ahmet Ertegum, que había oído hablar de él y de donde renació el Ray Charles que dejó huella en el mundo de la música con aquella forma tan peculiar de tocar el piano, con sus cualidades vocales, y junto a una interesante mezcla de músicas de Nueva Orleans con góspel y blues, mezclado con tintes de folk, rap urbano y hasta country, según diferentes épocas, que conforman el estilo propio, imborrable y personal de Ray Charles.



“Baby, Let Me Hold Your Hand” de 1951 es su primer álbum en la lista de ventas de EEUU, al que le seguirán canciones góspel no religiosas o baladas blues como “Mess Around” (versión del “Pinetop’s Boggie Woggie” de Pinetop Smith), “It Should Have Been Me”, el clásico internacional “I Got A Woman”, “This Little Girl Of Mine”, “Drown In My Own Tears”, “Hallelujah I Love Her So” o “Lonely Avenue”. Tras su aparición en el Newport Jazz Festival, con dos joyas como lo son “(The Night Time Is) The Right Time” y, muy especialmente, su inmortal “What’d I Say”, terminaron por consagrarle como grande entre los grandes y una estrella en toda regla. Un álbum en vivo, “Ray Charles In Person”, se convirtió hasta esa fecha en su mayor éxito y testigo mudo de su potencial convocador y carismático. Hecho éste que le prodigó en colaboraciones con artistas de diferentes estilos (Milt Jackson o Hank Snow, entre otros) y que terminó por conferirle su estilo genuino y elegante.




El cambio de discográfica a la ABC Record a principios de los sesenta le supuso esa libertad total que tanto ansiaba en sus trabajos para tener control absoluto sobre su música y el enfoque que tanto buscaba en sus temas, entrando en las arenas del  pop y de la música country (un negro ciego haciendo country‼). Esta nueva etapa se saldó con nuevos clásicos como lo fueron “Unchain My Heart” y el “Hit The Road, Jack” y un álbum maravilloso (“Modern Sound In Country And Western Music”) que demostraba las ignatas cualidades de Ray para fundir cualquier música sin dejar de mostrarse él mismo en todo lo que hacía. El disco country contenía maravillas como “I Can’t Stop Loving You” y “You Don’t Know Me”, a las que le siguieron “You Are My Sunshine”, Busted” y un dueto que luego regravaría con Barbra Streisand, “Cryin’ Time”, o el divertidísimo y socarrón “Baby, It’s Could Outside”, junto a Betty Carter.

Los sesenta culminaron con sus esfuerzos contra la discriminación racial, que le hizo cancelar un prestigioso concierto en su tierra natal y su arresto por posesión de heroína, sustancia de la que era adicto y que consiguió dejar tras ingresarse en una clínica de Los Ángeles. El álbum “Let’s Go Get Stoned”, de 1966, bebía en gran medida de tales circunstancias de su vida.

Los setenta y ochenta significaron un descenso de la popularidad del cantante, aunque no de su fama e influencia. Era como les ha pasado a innumerables artistas, una estrella de la que preferían escuchar sus legendarios éxitos frente a los nuevos trabajos. No obstante, si en los setenta deslumbró con su versión, también inmortal, de su “Georgia On My Mind” (canción oficial del Estado de Georgia desde 1979, aunque en principio hablase de una chica) o del himno nacional “America The Beautiful”; en los ochenta apareció junto con The Blue Brothers con buenos resultados, junto a Billy Joel en “Baby Grand”, con el tema “Always A Friend” o en los espectáculos “The Nanny”, junto a Ann Guilbert, y “Who’s The Boss”.




Los noventa significaron la toma en conciencia por parte de público y crítica de lo que significó la carrera y la música de Ray Charles, que pasó a engrosar la lista de mitos vivientes hasta el punto de ser padre de la mayoría de los grupos negros ( y no negros) de la música como INXS, Chaka Khan, Quincy Jones o Diana Ross. Idea ésta que propició que en 2004 lanzase un álbum póstumo de duetos (“Genius & Company”), ganador de dos Grammy’s, y su continuación (“Genius & Friend), gracias a la ayuda de sintetizadores, junto a personalidades tan variopintas e interesantes como Natalie Cole, Diana Krall, James Taylor, Elton John, Willie Nelson, B.B. King, Gladis Knight, Van Morrison o Norah Jones, con la que ganó el Grammy a la mejor canción (“Here We Go Again”) en la ceremonia del 2005.

Ganador de diecisiete Grammy’s, Ray Charles, llegó a tener un rol activo en lo que a justicia racial se refería, lo que le llevó a forjar una amistad con el legendario Martin Luther King en la década de los 60. Ray tuvo que luchar aparte de su discapacidad y pobreza, contra las injusticias raciales de la época. Cuando M. Luther King fue encarcelado, Ray Charles ayudó como pudo a reunir recursos para ayudar a su amigo y a la causa común.

Ray Charles falleció en su casa de California el 11 de junio de 2004 a los 73 años, dejando un legado de doce hijos y 18 nietos. La película “Ray” trata, más o menos realmente, la vida y obra del que siempre será “The Genius", otro de los grandes en el Olimpo de la música.

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